Personajes

Alfonso Diez

alfonso@codigodiez.mx

Padierna y López Obrador hundieron a Encinas…y al PRD

* El ganador es Jesús Ortega

* Cuauhtémoc y el PRD, como el agua y el aceite

 

Hay dos factores que parecen olvidar los propios perredistas ahora que discuten si hubo o no “un cochinero” en sus elecciones recientes.

Dolores Padierna fue a Tabasco y se trajo al DF las cajas que contienen los votos en aquella entidad. Eso basta para no aceptar la votación en ese estado. ¿Qué, cualquiera puede tomar un  camión y traer a la capital de la república los votos de otro estado por las razones que sea? ¿Con qué derecho? ¿Quién garantiza que no manipuló actas y votos en el camino?

El “presidente legítimo” dio indicaciones a sus subordinados, por carta y en persona en un mitin, para que votaran por Encinas y tachó de traidor a Ortega, su contrincante. Esto también es ilegal e inaceptable. La acción solamente mereció una amonestación al caudillo indicándole que no lo volviera a hacer, lo cual es ridículo; qué necesidad hay de que lo vuelva a hacer, si el mal ya está hecho.

Por un lado, entonces, si se anulan los votos de Tabasco, automáticamente pierde Encinas la elección. Y no hay otra salida. Esos votos ya no pueden aceptarse. Por otra parte, habría que anular los votos de todos aquellos a los que haya llegado la carta de AMLO o que hayan recibido indicaciones durante el mitin en el que los conminó a votar por su protegido. Pero aquí estamos hablando de todos los integrantes del PRD, porque la arenga se vio por televisión en todo el país, así que la sanción justa es dar de baja al candidato favorecido: Alejandro Encinas.

¿Por qué permitieron que siguiera adelante el proceso electoral tras la intervención ilegal de López Obrador? Se durmieron Ortega y su grupo.

¿Van a permitir que se admita la votación de Tabasco tras el secuestro de que la hizo objeto Dolores Padierna?

La reseña de todas las acciones que hicieron caer la elección interna del PRD en un lodazal sería larga, hicieron todo lo que no está permitido. Pero bastan los dos elementos aquí puntualizados para terminar con la discusión, porque fueron públicos, no hay manera de negarlos.

Aquí no valen las medias tintas, hay que ser honestos y decirlo con todas sus letras: Gracias a Dolores y a Andrés Manuel ganó Jesús Ortega.

¿Y Cuauhtémoc?

Cuauhtémoc Cárdenas ya dio su opinión, que tales elecciones deben anularse, pero forma parte del mismo partido político que los Batres, Bejarano, Ponce, Imaz, López Obrador, Camacho Solís, Muñoz Ledo, Padierna, Fernández Noroña, Cota, Encinas y Ebrard.

¿Por qué están juntos el agua y el aceite? Para formar el PRD, a Cuauhtémoc no le quedó otro camino más que aceptar a todo el que quisiera unírsele, de otra manera tal vez no existiría tal partido.

Van de la mano la honestidad y la deshonestidad, la rectitud y los fraudes, la manera civilizada de hacer las cosas y los bloqueos y concentraciones multitudinarias que molestan a la ciudadanía, la verdad y la mentira, la exposición seria y profunda de las ideas y la manipulación, el trabajo pensando en los demás y el primero yo y mis objetivos y después sálvese quien pueda.

Pero Cárdenas lo sabe y sigue ahí. ¿No tiene otra opción? Por eso surgen los estereotipos, las etiquetas como “dime con quien andas y te diré quién eres”, o “el que anda con lobos, a aullar se enseña”.

¿Por qué sigue Cuauhtémoc en el PRD? Tal vez piensa que todavía hay algo rescatable pero, ¿es eso cierto?

Qué gabinete presidencial tendría México si las cosas hubieran terminado de otra manera en julio de 2006. Los nombrados párrafos arriba serían los secretarios de Estado. Las últimas elecciones internas en el partido del hijo de Lázaro Cárdenas son un botón de muestra, de la que nos salvamos.

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